viernes, 6 de mayo de 2011

Abrígale, sin pasarte...

El organismo de los recién nacidos no se autorregula bien y por eso se adapta más lentamente a los cambios de temperatura. Así que no le abrigues en exceso. Mantener la casa a unos 22-24 grados será suficiente para que esté cómodo con el pañal, un body y un pijama.

Para comprobar si tiene frío, tócale los brazos, las piernas o el cuello; no te fíes de las manos o los pies, es normal que estén fríos porque su circulación periférica no está totalmente desarrollada.

Para salir a la calle, vístele con una prenda más de las que lleves tú y despójale de alguna capa cuando entréis es lugares más cálidos. No te olvides de su cabecita ya que por ella se escapa el 30% del calor corporal.

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